En mi última obra, El mercado de las ideas, elaboro el concepto tiempo cero para expresar la inmediatez en la que suceden los hechos y los conocemos a los pocos minutos. La revolución de la comunicación digital ha sido un elemento dinamizador de la información, ya que cualquier hecho de relevancia puede ser conocido de forma simultánea en todo el mundo, cuando hace unos siglos las informaciones tardaban decenas de años en conocerse en otros lugares del mundo.
La era de la comunicación digital nos permite enviar y recibir mensajes hablados, escritos, documentos, videos, desde cualquier sitio del mundo a cualquier sitio del mundo, de manera instantánea, es decir, en tiempo cero. Además de tener información instantánea de todo, también interactuamos permanentemente unos con otros con lo que actualmente sentir la soledad es algo difícil o casi imposible.
Ahora se vive en tiempo cero en la totalidad del globo terráqueo. Todo se sabe de forma inmediata, todo el mundo conoce, o al menos tiene acceso a la información, para saber lo que ocurre en cualquier región del planeta y seguir la evolución de las informaciones al segundo, o incluso de forma simultánea. Esto genera, adicionalmente, que lo que ha ocurrido sea contestado de forma inmediata, en tiempo cero, y así sucesivamente hasta el infinito de interacciones, tanto de ampliación de conceptos como de crítica a los mismos y de multiplicación. Y es precisamente esto lo que ha generado la revolución de la comunicación y de la información que es el epicentro de la era digital.
Vivir en tiempo cero y la revolución de la comunicación genera, entre otras cosas, la democratización del conocimiento y la globalización de las ideas, lo que significa el debilitamiento de fronteras y la interrelación de todos con todos. El conocimiento genera progreso, igualdad y ética.
El tiempo cero es el verdadero impulsor de la revolución de la comunicación porque posibilita que cualquier ciudadano de cualquier lugar del mundo exprese su opinión sobre una información y al momento le respondan desde otro lugar del mundo, generándose debates universales de forma prácticamente simultánea.
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