De las elecciones generales puede salir cualquier gobierno .En las elecciones generales del próximo 28 de abril puede pasar casi todo y formarse todo tipo de gobierno. En las 13 elecciones generales celebradas en España desde 1977 hasta las últimas en 2016, era habitual en muchas de ellas que, unos meses y hasta más de un año antes,se pudiera pronosticar con contundencia el partido y candidato que las ganaría. En algunos casos, la duda, con suficiente antelación, era entre qué dos partidos y sus candidatos estaría el ganador y, por supuesto, se daba por hecho que el ganador de las elecciones formaría gobierno. En estos momentos la realidad es que el ganador puede ser el PSOE, el PP o Ciudadanos por lo que pudiera ser presidente cualquiera de estos tres candidatos, es decir, Pedro Sánchez, Pablo Casado y Albert Rivera.
Hay quien pronostica, a mi juicio de forma errónea, que el bipartidismo está acabado, esto no es así. El bipartidismo aunque, dicho de manera coloquial, está en estos momentos ausente de la vida política, no se acabará hasta que no se cambie la ley electoral porque no hay otro responsable de la existencia del bipartidismo que una ley electoral que lo propicia porque castiga con gran dureza a los partidos minoritarios a excepción de aquellos partidos que son mayoritarios en sus circunscripciones provinciales aunque minoritarios en el conjunto del Estado, como son los partidos
nacionalistas y regionalistas.
Esa desaparición del bipartidismo está provocada por la crisis económica sumada a la corrupción, en lo que compete principalmente al Partido Popular, que ha provocado la persistencia y la duda de quiénes son los verdaderos protagonistas de este juego, en la izquierda entre el PSOE y Podemos y en el centro derecha entre PP y Ciudadanos.
En estos momentos parece que lo más probable es que el ganador de las elecciones será Pedro Sánchez y simultáneamente, a pesar de ello, éste sólo puede formar gobierno con el apoyo del conjunto de partidos que votaron la moción de censura a Mariano Rajoy y le dieron el acceso a Sánchez a la presidencia de gobierno hace 9 meses, es decir, con el apoyo de Podemos, Compromís y todas las franquicias de Podemos, de los grupos independentistas catalanes PdeCat, ERC y del PNV y Bildu. No creo sinceramente que el PSOE pueda hacer una coalición claramente de izquierdas junto con Podemos y también es posible que en contraposición PP, Ciudadanos y Vox puedan alcanzar por sí solos los necesarios 176 diputados de la mayoría absoluta.
Es muy probable que los tres partidos de centro derecha y derecha tengan más votos que los que conforman la alternativa frankenstein pero éstos tengan los suficientes diputados para formar gobierno. En el caso de que los partidos de derecha tuvieran mayoría absoluta de diputados, tampoco está claro quién sería el presidente de Gobierno porque dependería de quien fuese el ganador entre el PP y Ciudadanos, incluso puede existir la duda porque pudiera ser que uno de los partidos gane en diputados y el otro gane en votos.
A pesar de ello no es totalmente seguro que aunque estos tres partidos tengan mayoría absoluta el gobierno dependa de ellos o que el presidente salga de ellos, lo que quiere decir que no es totalmente descartable que dependiendo del resultado de votos y, sobretodo, de diputados pueda
haber un gobierno formado por el PSOE y Ciudadanos, PSOE y PP, o por los tres.
¿Cómo puede suceder eso? Imaginemos que PSOE y Ciudadanos juntos pueden formar mayoría absoluta y que el PP tenga más diputados que Ciudadanos, así que es posible que dependiendo de las negociaciones, pudiera haber un acuerdo de este tipo. O cambiemos las tornas y pensemos que el ganador del centro derecha es Ciudadanos y, en cambio el PP y el PSOE puedan formar mayoría absoluta, ¿alguien puede descartar totalmente este tipo de pacto? Teniéndose en cuenta que además de formar gobierno, lo que está en juego es quién es el ganador de la izquierda y quién lo es de la derecha.
Las nuevas tecnologías y la revolución de la comunicación han provocado que los movimientos electorales incluso en países y sistemas políticos de movimientos electorales muy lentos cambien ahora de forma vertiginosa. Recordemos cómo Emmanuel Macron pasó desde noviembre del 16 en
que anunció su candidatura a las elecciones presidenciales sin tener o representar a ningún partido y ganó la primera vuelta en abril del 17 con el 24% y arrasó en segunda vuelta el 7 de mayo de 2017 con el 61% de los votos. En seis meses pasó de no ser nadie en la carrera presidencial, ni siquiera se esperaba su presencia, a ser presidente de la República por una mayoría absoluta aplastante.
Pedro Sánchez y el PSOE cuentan con varios elementos a su favor, uno obvio, que es el presidente y aunque su gobierno, vista su escasa duración puede ser definida como un fracaso, se vió y se vendió el triunfo de su moción de censura contra Mariano Rajoy como una gran victoria y, desde el
gobierno, ha hecho una continua ostentación de su puesto e incluso una utilización muy populista de su gobierno con un uso un tanto autoritario del mismo. Tanto en cuanto al abuso de los decretos ley, de las estructuras políticas del Estado, como dentro de su partido haciendo una limpieza casi
absoluta de cualquier otra corriente distinta a la suya y acaparando al máximo el grupo parlamentario para sus seguidores internos. Ha destrozado hábilmente a Podemos, sus principales compañeros de viaje en la moción, aplicándoles la consabida e histórica operación del abrazo del oso. Y así como hace unos pocos años, desde 2014 cuando el electorado de izquierdas se debatía entre PSOE y Podemos ahora, por esa parte es claro que la alternativa bipartidista de la izquierda no es otro que el PSOE.
Simultáneamente en el centro derecha ha pasado exactamente lo contrario, el Partido Popular se perfilaba como el claro representante de la derecha a gran distancia de Ciudadanos, y ahora se está discutiendo cuál de ellos es el genuino representante de este espacio ideológico. Para mayor
problema del centro derecha a partir de las elecciones andaluzas ha irrumpido Vox que también lucha por este segmento y se puede acercar de manera significativa a estos dos partidos.
Aunque antes decíamos que por ahora el más votado de todos los partidos es el PSOE hoy no está claro que tenga que ser así el 28 de abril, ahora bien, el que lo sea se lleva un premio de mucha mayor rentabilidad de diputados y habiendo hasta cinco partidos nacionales con importante peso
específico y varios nacionalistas en su zona, el que destaque en su circunscripción sale premiado. En España muchos analistas dicen que el culpable de esta tendencia a primar a los partidos mayoritarios frente a los minoritarios es producto de la Ley D’hont, lo cual no es ni exacto ni mucho
menos preciso. Este hecho se produce por la distribución territorial de los diputados, con 50 circunscripciones provinciales y 2 de las Ciudades autónomas Ceuta y Melilla, los diputados no son estrictamente proporcionales al número de habitantes (102 escaños se asignan por ley a las
provincias y 248 se reparten en función de la población), puesto que las provincias menos pobladas tienen menos diputados y además hay un conjunto de unas 20 provincias donde, por su tamaño, y a pesar de la prima, los diputados son pocos por lo que el sistema de reparto, más que proporcional se puede decir que es casi un sistema electoral mayoritario.
Además de estos elementos queda por ver cuáles son las cuestiones actuales que en estos momentos movilizan al ciudadano. Sin duda, desde el gobierno, Pedro Sánchez ha sabido mover sus cartas con los llamados Decreto Ley sociales, que además del uso partidista de la reivindicación
feminista tendrá su repercusión, utilizará el miedo a Vox intentando identificar a todo el centro derecha con la derecha más rancia, en este caso, de la misma manera que el PP y Ciudadanos lo harán con el PSOE asociándolos a la igualmente radical y rancia izquierda. El problema en este
sentido está en sus otros compañeros de viaje de menor impacto como es el PNV, de mucha mayor relevancia pero de poquísimo peso que es Bildu y de la forma que creo yo que es alarmante dentro de su electorado, los independentistas catalanes.
También tendrá peso la situación económica que desde que entró en el gobierno Sánchez está dando muestras, de forma incipiente, de que las cosas están empeorando, pero sobre todo, y este es el principal problema para ellos en qué medida les pasará factura su, al menos, ambigua actitud
según unos y de colaboración, según otros, con el independentismo catalán. Lo que le ha costado de manera clara dijera lo que dijera el señor Sánchez echando la culpa a Susana Díaz la derrota electoral del PSOE en Andalucía. Tengamos en cuenta que desde las primeras elecciones andaluzas en el 82 hasta diciembre del año pasado el PSOE siempre ha gobernado en Andalucía y eso ha sido así incluso con gobiernos del PP ganando por mayoría absoluta a nivel del Estado español. Pienso que este último y potente elemento político de España y que los españoles vivimos más allá de la preocupación, yo diría que con sufrimiento, puede ser el que finalmente le cierre el paso a Sánchez.
Volviendo a la división de la derecha en tres formaciones diferentes lo que hoy se espera es que sea el PP y no Ciudadanos el que gane esta lucha interna. Al PP le lastró y, en menor medida le sigue lastrando, los viejos temas de corrupción, aunque han logrado distanciarse algo. La renovación interna les ha ayudado en este sentido, pero por otro lado, al querer cerrar el paso a Vox está intentado disputar con mayor fuerza el voto más conservador olvidando que desde el año 77 el voto está en el centro, incluso un poquito más hacia el centro izquierda que al centro derecha. De momento, pero solo de momento, el PP está ligeramente por encima de Ciudadanos pero en cualquier momento Ciudadanos podría superarle. El partido que de estos dos se evidencie que va por delante se llevará el voto útil a costa del otro, pudiéndose despegar y de esta manera llegar a ser el partido más votado y con más diputados incluso superando al PSOE.
Para dar una idea de la volatilidad del voto en España las encuestas previas de la moción de censura de Sánchez a Rajoy daban claramente vencedor de las elecciones a Ciudadanos con casi el 30% de los votos y con una importantísima ventaja sobre PSOE, PP y Podemos. Incluso el PP estaba
discutiendo el tercer puesto con Podemos. Las encuestas después de la moción ganada por Pedro Sánchez provocaron que el primer partido fuera el PSOE y el segundo el PP, en tercer lugar Ciudadanos y al final Podemos. Con la moción de censura ganó más el PSOE, pero sobre todo ganó el bipartidismo dejando casi fuera de la lucha a Podemos y desbancando fuertemente a Ciudadanos.
Estoy convencido, pero será motivo más adelante de otro artículo, que Mariano Rajoy no optó por la disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones generales minutos antes de la votación de la moción, aunque sabía perfectamente su resultado, para salvar al PP de la derrota dentro del
espacio político de centro derecha en manos de Ciudadanos. Dentro de los dos partidos de centro derecha, de los cuáles Ciudadanos es más de centro derecha que el PP, Ciudadanos en caso de liderar el espacio tendría más recorrido y si se llega a vislumbrar como la alternativa de centro
derecha podría auparse a porcentajes del 30% como las encuestas dijeron que tenía en mayo del año pasado, desbancando de esta manera a Pedro Sánchez y formando, sin ninguna duda, un potente gobierno de centro derecha.
Uno de los riesgos del centro derecha a la luz de los datos demoscópicos actuales es la pérdida del control del Senado, puesto que se elige de forma territorial con el mismo número de senadores (cuatro) en todas las provincias independientemente de su población con lo que el partido que gane
en cada provincia tendrá 3 senadores asegurados y 1 el partido que quede en segundo puesto, con la excepción de algunos casos. Es más que probable que el partido más votado en el territorio nacional, que de momento es el PSOE, sea mayoritario en el Senado, y mucho de lo que depende
de las autonomías y concretamente la aplicación del 155 se decide en el Senado.
El tiempo de llegar a acuerdos para hacer coaliciones electorales ha terminado por lo que solo quedan unos días más para llegar a acuerdos complementarios menos claros y menos eficaces para no solo ganar y asegurarse las elecciones generales sino incluso, para el Senado. Es hasta posible que el centro derecha forme gobierno y en cambio el Senado esté en manos del PSOE y sus aliados con lo que de esta forma se imposibilitaría la aplicación del artículo 155. Si finalmente no hay pactos en el centro derecha para llegar a acuerdos para el Senado o en algunas candidaturas a diputados en ciertas provincias, cuando su electorado vea que por falta de cintura política, han dejado pasar la victoria electoral a la alternativa Frankenstein, aun teniendo menos votos, puede ser que se vuelva contra ellos y les pida responsabilidades.
Queda todavía, aunque parezcan pocos días, mucho tiempo para que haya movimientos electorales, normalmente cuando hago un análisis de ese tipo me gusta decir quién va a ganar o qué va a pasar y por qué razones, hoy esto no es posible e incluso puede variar varias veces, entre todos lo iremos siguiendo y es posible que 10 o 15 días antes se tenga una idea mucho más clara. Este es el sudoku electoral que tenemos.
Carlos Malo de Molina
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