Después de 20 años de gobierno a base de mentiras, de falsear elecciones, destruir el país, robar mediante corrupción barbaridades de dinero incumpliendo la propia Constitución que ellos mismos impusieron y, por supuesto, el Código Penal venezolano convirtiéndose en auténticos criminales de lesa humanidad. Condición que queda clara pues Nicolás Maduro, su gobierno y en general el chavismo ha violado más de una treintena de artículos del Código Penal venezolano vigente y casi la totalidad de la ley especial para prevenir y sancionar la tortura y otros tratos crueles inhumanos o degradantes. Desde el punto de vista legal, la actividad delictiva de los personeros del régimen se encuadra en diferentes tipos penales de disímil naturaleza y que podemos agrupar en tres grandes bloques: los delitos contra la independencia y la seguridad de la nación, los delitos contra la cosa pública, entre ellos la corrupción, y los delitos contra la libertad e integridad de las personas, entre ellos son especialmente graves aquellos delitos contra la integridad física y moral de la persona.

En su afán de mantener el poder a toda costa, la dictadura de Nicolás Maduro ha ejecutado de manera masiva y sistemática el asesinato, la tortura y la detención arbitraria de ciudadanos pacíficos opuestos a su régimen.

Así lo acreditan informes de las principales organizaciones locales especialistas en derechos humanos y expertos independientes avalados por la Organización de Estados Americanos. En esta actividad represiva el régimen ha usado a las fuerzas policiales y militares del Estado, pero también a grupos violentos irregulares bajo su control son los llamados colectivos, y presos, criminales confesos sacados expresamente de la cárcel para esta función, violando en dicha acción otros artículos del Código Penal que establecen condenas para quienes organicen cuerpos armados para cometer hechos punibles.

En todo caso, a nivel internacional, existe el consenso creciente, dadas todas las condiciones jurídicas, de que los principales personeros del régimen han incurrido en delitos de lesa humanidad. El artículo 7 del Estatuto de Roma establece como delito o crimen de lesa humanidad cualquiera de los actos inhumanos “cuando se cometa como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población y con conocimiento de ataque”, cuando se habla de actos inhumanos, el derecho internacional se refiere, entre otros, al asesinato, como la privación de la vida a una persona inocente concreta; al encarcelamiento u otra privación grave de la libertad física, en violación de normas fundamentales del derecho internacional; a la tortura como provocación intencional del dolor o sufrimientos graves ya sean físicos o mentales, a una persona que el acusado tenga bajo su custodia o control y a la persecución de un grupo o colectividad con identidad propia fundada con motivos políticos.

Alguien que tenga tras de sí este bagaje, ¿cómo no van a tener miedo? ¿Cómo no van a pensar que algún día alguien le pueda pedir explicaciones y tengan que pagar por sus crímenes?. Hace años se escondían detrás del dinero conseguido a través del petróleo, los famosos petrodólares, que malgastaron en el saqueo mediante la abusiva y desmedida corrupción, el pago y compra de votos a determinados sectores de la sociedad, el pago a los colectivos como una fuerza paralela y violenta al servicio de sus intereses y voluntades y apoyos internacionales como el petróleo facilitado a Cuba. Esta primera protección ha desaparecido.

Manipulaban la opinión pública y falseaban los datos electorales, igualmente esta protección la han perdido. Sus engaños a otros países cada día que pasan son más evidentes y su ineficiencia económica les lleva al colapso; solo tienen apoyos de determinados países que pueden ser denominados más complicados, incluso les llaman “países gamberros”.

Gobernar ahora mismo Venezuela, en caída libre en todos los sentidos, un país que habiendo sido uno de los más ricos del mundo en el siglo XX, con una gran cultura, una potente historia, una maravillosa fertilidad agrícola que es envidia del mundo entero donde hay hasta 4 cosechas al año, uno de los países con mayores reservas de petróleo del mundo y con una riqueza de minerales como oro, titanio, coltán y otros, debido a su avaricia desmedida y sin control, a la nefasta gestión, a la apropiación de empresas de forma arbitraria, ha llegado a un punto de destrucción de su estructura económica y financiera a la miseria y el hambre de su población a niveles de los países más pobres y atrasados del mundo, y lo que es peor, en las manos de sus destructores no existe ni la más mínima opción de la más ligera mejora, más bien en sentido contrario, seguirá en caída libre hasta que el propio colapso haga que el país estalle en pedazos.

Quien haya usurpado el poder en Venezuela lo sabe mejor que nadie porque es consciente de sus crímenes de lesa humanidad, de la agonía del sistema, de su destrucción y de su saqueo. ¿Cómo pueden gestionar esto? Sabiendo que antes o después, si no abandonan y entregan el poder de inmediato al pueblo soberano, todo el peso de la ley caerá sobre sus cabezas en el entorno familiar y personal que ha participado de lleno en el festín de la destrucción, de la criminalidad, el odio y la corrupción; ellos saben los cadáveres que tienen en los armarios mejor que nosotros, muy probablemente sea todavía peor de lo que estamos hablando y de lo que suponemos, por lo que cualquier persona, por muy perversa, depravada e ignorante que sea, sabe que antes o después, pero muy pronto, o se marcha o acaba francamente mal, y por lo tanto, tiene pánico. Además, tengo que decir que aparte de la lógica aplastante de este análisis, en los contactos que he realizado con sectores cercanos ellos mismos lo están confirmando. Por ello es importante que, aunque pueda parecerle extraño a alguien, tengamos claro que ellos tienen pánico.

Con información de ElNacional.com