Según refiere el autor: “No acabo de entender cómo habiendo una solución factible para terminar con la situación de Venezuela se tarde tiempo en aplicar. Es cierto que por un tiempo, incluso algún año, podría intentarse la perpetuación de una dictadura al estilo de la de Cuba, pero no creo que nadie se atreva a defenderla como una opción y, en cualquier caso, me parece que actualmente esa opción es inviable”.

Lógicamente se permite un cierto dogmatismo, pero luego de darle muchas vueltas, la única salida que hay al régimen de Maduro es la de la transición, o dicho con las palabras que utiliza la oposición venezolana: el cese de la usurpación, un gobierno de transición y elecciones libres.

Hay quien defiende, de una forma u otra, que se puedan realizar elecciones de manera inmediata, pero esta opción es también ilusoria porque en unas elecciones realmente democráticas ganaría de forma aplastante la oposición y el régimen chavista no admitiría esa victoria, además habiendo demostrado durante 20 años que son unos artistas a la hora de falsificar los resultados electorales, haciendo todos los fraudes posibles a su alcance.

Si los chavistas de verdad estuvieran de acuerdo en aceptar unas elecciones democráticas, hace ya mucho tiempo que no estarían en el poder y del problema que el mundo entero habla hoy, Venezuela, ya no se hablaría o por lo menos no desde la crudeza y la forma que se ve y se analiza ahora.

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